No puedo decir que viajar en bus es lo mejor del planeta, conveniente, rápido y cómodo. Al contrario, fue un infierno móvil, lento e incomodísimo. Admito, con todo, que gran parte de haber vivido esa odisea motorizada fue mi culpa, pues no se me ocurrió preguntar cuál era el recorrido que el bus iba a tomar para llegar a Zapallar. Para la comprensión del lector, le explico que hay dos maneras generales de llegar en bus desde Stgo. City hasta Zapallar: La primera, la mejor y más conveniente y rápida es la que yo llamo “Catapilco - La Laguna”, que es un viaje que se hace a través del túnel La Calavera, haciendo un viaje de 2 horas y media a reventar, y eso con trafico severo un viernes en la tarde en cambio de quincena; El segundo trayecto es el de La Ligua, ese pueblito en medio de la nada famoso por sus dulces con manjar y empalagosa harina (¿O azúcar flor...?). Este pueblo es simplemente la primera parada del bus... de manera formal. Este se detiene varias muchas veces antes de llegar a la primera parada oficial del recorrido, recogiendo gente y dejando gente en medio de la nada, ralentizando todo el viaje. Después de La Ligua, tenemos que pasar por Papudo, donde perdemos el tiempo de manera olímpica. Finalmente llegamos a Zapallar... Pero ahí se detiene y si no es por que mi papá me estaba esperando en la terminal, hubiera tenido que caminar 6 kilómetros a pie hasta Cachagua con mas de 30 kilos de equipaje, entre los que mi propio equipaje solo usaba un 15%. Malditos encargos de “...llevar cosas desde Santiago”. Por esas locuras de la vida, mi hermana y mi cuñado me encargaron unas cosas en el ultimo momento, así que tuve una excelente carrera por Las Condes y providencia para ir a buscar llaves, “waders”, “baby björns”, ir a dejar llaves, perder celulares en un taxi, recuperar celulares en un taxi, y después una hilarante carrera hasta el Terminal de buses solo para saber que el estúpido bus se atraso media hora… así que salí de Stgo. Agotado, enojado (para variar), sediento y media hora mas tarde de lo que el pasaje decía. Quede Z en mi saco de dormir instantáneamente después de comer.
Día martes: Me quede en la casa con mi familia a quien no veía desde hace un par de días. No quería hacer anda, estaba aun molesto con lo del viaje. Al día siguiente se puso mas movida la cosa, particularmente con el webeo extremo y regaloneo salvaje con mis sobrinas Emilia y Victoria, de 11 meses y un año y 5 meses, respectivamente. Fuera de todo eso, fuimos a pegarle una visita a la playa, donde pude tostarme (No quede parejo, wn, me veo raro... ¡De nuevo!) y nadar cual chungungo en el mar, el cual, por alguna asquerosa razón, la semana siguiente se atesto de medusas muertas, y una que otra de esas mugres vivas. Relajante, hermoso, asquerosas a c*g*r las we*s de medusas, wn.
El miércoles fue la hora de probar por primera vez la cancha de golf de Costa Cachagua. Los años anteriores habíamos estado como “miembros transeúntes” del Club de Golf Cachagua, pero este año no fue así, lamentablemente. No obstante, no puedo decir que quede inconforme con la cancha del resort ese (Bien “new-rich” el complejo ese de Costa Cachagua, aunque yo lo encontré la raja. Sin embargo, ahora se explican varias cosas de ciertas personas que conozco...). En el hoyo 8 me encontré con unos inquietos y peludos conejos y en la alguna del 9, gansos, patos y taguas. Me gustan esas cosas. Preciosa cancha, excelentemente bien cuidada. Un 6,5, solo por no ser de 18 hoyos. (*)
Así es amigos, eso es una oruga, pero con un plus. el grosor de este inocente y paliducho gusanito era como el de un dedo anular de un hombre adulto. Entre las conjeturas que pusimos sobre la mesa con el Maikol y el resto de la familia, llegamos a la conclusión que probablemente nos estábamos enfrentados a una oruga de Madre de la Culebra. Recientemente, investigando, me di cuenta que no puede ser una oruga de este insecto, pues este insecto pone huevos de larvas, no de orugas. El misterio del gusano misterioso sigue misteriosamente “misteriandonos” a todos.
Llega el día viernes entre pompa y gritoneo extremo de Emilia, hija de mi hermana Florencia. Llega mi hermana Isidora con Victoria, A.K.A. “Huillito”, Beatriz y mi abuelo. Finalmente, toda la familia reunida bajo el mismo techo: Los Dueñas Durán (4), los Echeverría Durán (3 ½), los Castillo (2) y los Durán (3). Excelente, me encanta cuando la casa esta llena, pues es indicio de muchos panoramas, cosas que hacer y comida y bebida en abundancia. Soy un Hobbit promedio, jajaja.
¡Sláinte!
(*) Para los golfistas que lean esto y se interesen por esta cancha: Mucho cuidado con el hoyo 3. Cuando lo vean van a entender a lo que voy. Buena suerte, y encomiéndense al Grandísimo para no perder el primer tiro. Saludos y nos vemos luego.