Septiembre 8, Libreville, Gabon

Ayer conocí a alguien...

Anoche estaba inspirado. Ella me afectó como la luz del sol, Proveyendo vitaminas necesarias para sobrevivir.

Su nombre era un cielo extranjero pintado color castaña. Su voz era el aire, envolviendo mi espalda, cuello y cara. Sus movimientos eran sutiles y atrayentes.

Mientras rezamos la noche nos dio una canción y una voz, así que cantamos con ella.

Al cerrarse la melodía, se cerraban también nuestros ojos. La canción se robó los ritmos de nuestros corazones, aunque no morimos solos, pues estábamos juntos.

Anoche me vi sobrepasado por la luna, pero solo era ella, llena de luz, llena de magia, acariciando el cielo.

Nos colgamos a cada nota y descansamos nuestras cabezas, contando los signos de interrogación dentro de los ojos del otro.

Entre y salí avanzando por un océano dorado, pero deje mi cuerpo lejos en el mar. Aun, sus movimientos eran sutiles y atrayentes.

El aire esta empezando a cambiar, algo esta a punto de suceder. He decidido continuar mi viaje por tierra. Buscare un camino a través de los desiertos y junglas del África, para finalmente cruzar el Nilo.