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Un tunel mágico, wn, te digo!

· Sobre el video:

Filmado el primer semestre del 2008 con la ya conocidísima “chepsi-camara”, cortesía de Chepsik por supuesto, aunque retenida contra su voluntad por muchísimo mas tiempo que el estimado (viaje a Valdivia, febrero de este año).

· Sobre la música:

No se como paso, pero la música juega con el video. Cada vez que surgía un poco de luz natural en el camino del túnel, la música se ponía más agresiva o suave. Interesante efecto. Un video con una banda sonora bonita y ajustada a la medida!

¡Slaínte!

Información Turística de Valdivia

Castillo de la Isla Mancera Museo Histórico y Antropológico de Valdivia


Museo de la Exploración R.A. Philippi


Folleto de Museos de Valdivia y Frutillar

PARA CUALQUIER FOLLETO, DEJENME UN COMENTARIO SOLICITANDOLO. GRACIAS.
¡Sláinte!

Where the hell is Matt?

En cuanto la cerveza fluye y la tos se calma...

Volviendo de un excelente fin de semana con los gracioso personajes que animan la Universidad día a día, me encuentro nuevamente en esta silla, escribiendo de nuevo. No es malo, es útil, pero no necesariamente bueno. La tos me esta matando, pero afortunadamente la fiebre bajo por un rato dándome oportunidad para poder sentarme y escribir. Hagamos eso entonces, dijeme yo a myself mismo.

Es bueno entender muchas cosas sobre el humano y uno mismo en relaciona los otros. Particularmente cuando uno ve su vida compartida con 11 personas en un departamento, o con cuatro en un departamento, o con cientos en una Universidad. Uno descubre mucho de uno y de los demás y finalmente, en mi caso particular, se vislumbra como es eso de “conocer a otra persona a través de pasar tiempo con el / ella”. Pamplinas, pensaba yo. Pero soy humano, y como tal me equivoico una y otra vez.

Pero más particularmente curioso que eso es conocerse a uno mismo, ver donde uno puede llegar a estar con el mero hecho de tener paciencia y ser perseverante. Ambas acciones son en esencia contradictorias en mi ser, pero compatibles.

La paciencia creo yo que proviene del hecho de finalmente encontrar personas como uno en el mundo, con ideas, maneras de pensar, maneras de ser, ambiciones, metas e intereses similares o aproximados a los propios. Aprender eso, entenderlo e integrarlo es parte de desarrollar paciencia y no alterarse innecesariamente. A medida que uno se conoce mejor y uno sabe con mas certeza que es lo que uno es y lo que uno quiere, menos molestas e irritantes resultan las cosas a nuestro alrededor, y por consiguiente, somos menos irritantes y molestos para los demás.

La perseverancia de la que hablo, no debe ser entendida como la búsqueda incansable de un fin, sino de mantenerse fiel a lo que uno es en situaciones en las que uno puede ver comprometida su propia identidad e intereses para doblegarse o dar pie a que alguien pase a llevar, intencional o intencionalmente, nuestras personas. Se entiende, y si no se entiende, busquen sinónimos.

Finalmente, creo que lo único de lo que me puedo quejar directamente de este fin de semana fue que se me quemó el arroz (Literalmente, imberbes mal-pensados, tarupidos), empeoro mi condición actual de salud y, para variar, el día más bonito fue justamente el día en que nos fuimos.

Gracias Chuck, Javi, Chancho, Diego, Seba, Lolo, Oswaldo, Ailiñ, Gabo y Hachi.

¡Sláinte!

El Bosque

“Imagínate lo siguiente, si es que puedes. Imagina un bosque de pinos y robles. Ahora imagina que un pequeño incendio consume lentamente el bosque, y tu y yo vemos como el incendio avanza mas y mas, pero yo no puedo hacer nada para evitarlo, porque tengo otros bosques a mis espaladas que requieren de cuidado, por que, o están recién creciendo o tienen un riesgo de incendiarse también. Mis manos están atadas detrás de mi espalda, y tengo la boca y la nariz llenas de sangre, por lo que gritar por ayuda es imposible. Mis ojos están vendados, por lo que solo puedo usar mi oído para recibir lo que tenga que oír o deba ser oído. No podré saber con certeza en que momento el fuego me va a alcanzar, y menos a que dirección correr para estar seguro. No puedo verte, ni decirte anda, pero tampoco te oigo cerca, y no se donde estas, ni lo que haces. Has huido, para salvarte, pero me has abandonado, me has dejado a morir y a lidiar solo con un incendio pequeño, rápido e incontrolable. Eso es lo único que puedo pensar de ti, pero tengo otras cosas de que preocuparme ahora.

Repentinamente siento calor y el sonido de madera y hierba quemándose crece. Empiezo a transpirar y caigo de bruces producto del agotamiento y el calor, solo para ser levantado inmediatamente del suelo por múltiples manos que me agarran, y cubren mi cabeza y varios brazos que me llevan un lugar menos caluroso, lejos del peligro, intuyo yo. Me sacan las vendas de los ojos, pero estoy temporalmente ciego debido a la luz que estoy viendo, pero no me molesta. Estoy a salvo y esta gente me salvó y me está cuidando. Me tienden en una camilla y empiezan a curarme la boca y la nariz, y relajan los músculos de mis muñecas comprimidos por las ataduras que llevaba. Estoy preocupado por tu paradero, pero los extraños héroes me retienen alegando que no estoy sano y necesito estar bajo cuidados y observación.

Pasan las semanas, los meses y los años. Finalmente me he recuperado de mis heridas, pero siguen estando rojas y sensibles, a pesar del tiempo que ha pasado, pero cada día mejoran a pasos agigantados. Finalmente, un día decido volver al bosque a ver el daño que el incendio ha causado y ver que se salvo o que puede recuperarse, o que se fue para siempre. Al llegar, no me sorprende ver un páramo gris y frió, cubierto de carbonizados troncos y un fuerte olor a resina y madera quemada. Entre las cenizas del lugar encuentro algunas cosas triviales, pero de un modo, simbólicas y significativas (Un recordatorio, tal vez...). Entre ellas, encuentro una guitarra con algunas cuerdas menos, un pedazo de papel con garabatos familiares, una chaqueta de cotelé vieja, pero intacta, y más importante que todo lo demás, un niño.

Mas bien, un adolescente delgado, enjuto y desgarbado, con ojos amarillos, vacíos y solos. Le pregunto quien es y de donde salió, pero el solo me tiende la mano seriamente, la cual estrecho. Inmediatamente siento que sus nudillos están raspados y noto que tiene hematomas en su cuerpo, cortes y una notoria línea que dejo un par de lagrimas recién derramadas en sus pómulos. Al tomarle la mano, me sonríe, y no puedo evitar sonreírle de vuelta. Inmediatamente después de eso, se desmaya, pero alcanzo a sostenerlo antes que caiga totalmente al suelo. Como no puedo dejarlo solo, decido cargarlo hasta encontrar ayuda, aunque me siento y me sé totalmente solo y aislado. Después de recorrer la pradera de cenizas que solía ser un gran bosque de pinos y robles, decido descansar y tiendo al joven extraño y lo tapo con la chaqueta que encontré. Después de mas o menos unos 32 días, veo que alguien se acerca desde el horizonte, con el sol en su espalda, lo cual me incapacita de identificar al extraño hasta que se encuentra a unos pocos metros de mí. Mi respiración se acelera y mis pupilas se dilatan. Eres tu. Has vuelto.

Pero algo no esta bien. Algo ha cambiado, y lo siento en el instante que no se produce el impulso de abrazarnos después de tanto tiempo sin vernos. Pero no eres tu. Soy yo el que ha cambiado. Rápidamente, después de intercambiar unas frías palabras, me levanto solo para ver en tu mano algo rojo, blanco y azul, sangrante, que gotea un espeso liquido rojo, con matices café sobre el suelo grisáceo. Es un corazón. Lo aprietas y yo inmediatamente caigo de rodillas al suelo retorciéndome de dolor. Pero es un dolor diferente. Es un dolor que produce ira, pena y decepción. Es mi corazón el que tu presionas en tu puño, mientras me miras desde arriba con una sonrisa maliciosa, falsamente inocente, y unos profundos y hermosos ojos oscuros que dejan escapar una terrible sensación de hielo, depositándola en mi espina. No puedo levantarme del suelo, y tu continuas presionándolo, sonriendo y riéndote de mi.

Después de lo que parece una agonía en la que yo dejo escapar gritos y llantos de ayuda y dolor, tu dejas repentinamente de torturarme y desvías tu mirada a algo que se acerca desde mis espaldas. Tu expresión ha pasado de burlesca y arrogante, a temerosa, incrédula. No puedo saber que es lo que te tiene así, pero de nuevo, tal como fue en el rescate del bosque y el incendio, un par de manos me toman de los brazos y me levantan. Veo a mí alrededor y veo que el joven enjuto, desgarbado y delgado, con ojos amarillos sin vida se ha convertido en un joven mayor, con un aro en la oreja izquierda, el pelo revuelto, anteojos de borde café y carmesí y una barba de unos dos días. Trae puesta aun la chaqueta de cotelé con la que lo cubrí después de encontrarlo, solo que esta vez le queda perfecta. Sus ojos ya no son amarillos y taciturnos, sino se han vuelto de un profundo color naranjo, llenos de vida, vitalidad y de esperanzas, aunque en ese instante, estaban desbordados con venganza y revancha. Pero rápidamente relaja su cara y te sonríe, mientras sus ojos se cristalizan con alegría y amor.

Tras de el, vienen los desconocidos héroes que me salvaron del incendio. Veo caras conocidas, llenas de fe, esperanzadas. Vienen armados con espadas y ballestas, e instrumentos musicales. Unos se acercan y me abrazan, otras se acercan y me besan, inyectando vida en mi, e impregnándome de su aroma, para siempre, otros toman mis manos y me transmiten un calor inocente y nuevo a mis extremidades. Ponen sus manos en mis hombros y siento que todo mi dolor era pasajero, y que el amanecer esta en mis espaldas mostrándome todo el páramo chamuscado en el que estaba el bosque, desde un punto elevado, como si estuviera viendo un valle.

Pero ahora ya no es un paramos muerto. Pequeños retoños de árboles asoman sus hojas tiernas entre las cenizas, alimentándose de las mismas, creciendo más fuertes y hermosos que sus predecesores. Un riachuelo tímido empieza a correr entre los futuros pinos y robles del suelo, nutriéndolos y llevando sus semillas a la playa y el mar, y más allá. El viento sopla y a mi cara llega el papel garabateado que encontré al llegar. Es un pedazo de papel con tu nombre escrito en el, con vivos colores. En el dorso está mi nombre escrito, con los mismos colores. Inmediatamente después de leerlo, se prende fuego y se consume en el aire mientras el viento se lo lleva a las nubes. Finalmente decido levantarme y crear un bosque nuevo, con sonidos, paisajes y criaturas nuevas. Pero tu sigues aquí, frente a mi, al joven de la chaqueta, a quien no te atreves a ver a la cara.

Pero para sorpresa tuya, el extrae su propio corazón del pecho, y te lo ofrece a cambio de que me devuelvas el mío, pero no lo aceptas. Te niegas a ver el sacrificio que aquí se esta llevando a cabo, y no dices nada. Pero tampoco niegas devolverme mi corazón. Al recibirlo, empieza a latir y sangre dorada sale de las arterias, fluyendo como vino en una copa. Pero yo tampoco lo quiero ahora. Es tuyo, y yo aprendo que lo entregado no puede quitarse ni devolverse, sino que solo puede ser vuelto a crear, y ser entregado, nuevo y puro.

Y si así es como debe ser, si es así como Dios lo dispuso, Él me lo dirá, y encontrare alguien mas con quien compartir este nuevo bosque, o con quien construir un nuevo bosque en otro lugar del mundo. Pero por ahora, quiero re-construir este bosque con el joven de la chaqueta, y los héroes que me salvaron la primera vez y que ahora me llaman desde un punto lejano. ‘Tu harás lo que estimes conveniente ahora’, te digo. ‘Y lo que el Señor tenga en Sus designios para ti. Mientras tanto, aquí estoy yo. No olvides lo que tienes en tu mano derecha’.

Con eso dicho, me caigo de espaldas y despierto en una cama. Son las tres de la mañana, la hora del lobo, y descubro que a pesar de que la lluvia cae torrencialmente afuera y la pieza esta oscura y fría, me siento cálido, querido y capaz de amar. Vuelvo a dormir, esta vez con una sonrisa en mi cara, y dos lagrimas brillantes como diamantes que caen silenciosamente sobre la almohada. Mañana es un nuevo día, y yo sé que tu sabes que yo estaré ahí, porque la cicatriz en el lado izquierdo de mi pecho me lo dice.”

¡Cachagua Beach, d00dz!

Como dije en el titulo hace mas de una semana, esta entrada estaba sujeta a edición debido a la escasez de fotos que acompañaran e ilustraran todo lo escrito en esta bitácora improvisada de lo que fueron todas mis vacaciones. No obstante, por la cantidad de cosas que hice, a mi parecer, creo que voy a publicar todo dividido en dos partes, correspondiente, cada parte a una de las dos semanas que estuve en Cachagua, vale decir, desde el lunes 5 de febrero en la noche y el viernes 16 de febrero en la mañana. Pero la segunda parte solo seran fotos. En fin, démosle al asunto este.

No puedo decir que viajar en bus es lo mejor del planeta, conveniente, rápido y cómodo. Al contrario, fue un infierno móvil, lento e incomodísimo. Admito, con todo, que gran parte de haber vivido esa odisea motorizada fue mi culpa, pues no se me ocurrió preguntar cuál era el recorrido que el bus iba a tomar para llegar a Zapallar. Para la comprensión del lector, le explico que hay dos maneras generales de llegar en bus desde Stgo. City hasta Zapallar: La primera, la mejor y más conveniente y rápida es la que yo llamo “Catapilco - La Laguna”, que es un viaje que se hace a través del túnel La Calavera, haciendo un viaje de 2 horas y media a reventar, y eso con trafico severo un viernes en la tarde en cambio de quincena; El segundo trayecto es el de La Ligua, ese pueblito en medio de la nada famoso por sus dulces con manjar y empalagosa harina (¿O azúcar flor...?). Este pueblo es simplemente la primera parada del bus... de manera formal. Este se detiene varias muchas veces antes de llegar a la primera parada oficial del recorrido, recogiendo gente y dejando gente en medio de la nada, ralentizando todo el viaje. Después de La Ligua, tenemos que pasar por Papudo, donde perdemos el tiempo de manera olímpica. Finalmente llegamos a Zapallar... Pero ahí se detiene y si no es por que mi papá me estaba esperando en la terminal, hubiera tenido que caminar 6 kilómetros a pie hasta Cachagua con mas de 30 kilos de equipaje, entre los que mi propio equipaje solo usaba un 15%. Malditos encargos de “...llevar cosas desde Santiago”. Por esas locuras de la vida, mi hermana y mi cuñado me encargaron unas cosas en el ultimo momento, así que tuve una excelente carrera por Las Condes y providencia para ir a buscar llaves, “waders”, “baby björns”, ir a dejar llaves, perder celulares en un taxi, recuperar celulares en un taxi, y después una hilarante carrera hasta el Terminal de buses solo para saber que el estúpido bus se atraso media hora… así que salí de Stgo. Agotado, enojado (para variar), sediento y media hora mas tarde de lo que el pasaje decía. Quede Z en mi saco de dormir instantáneamente después de comer.

Día martes: Me quede en la casa con mi familia a quien no veía desde hace un par de días. No quería hacer anda, estaba aun molesto con lo del viaje. Al día siguiente se puso mas movida la cosa, particularmente con el webeo extremo y regaloneo salvaje con mis sobrinas Emilia y Victoria, de 11 meses y un año y 5 meses, respectivamente. Fuera de todo eso, fuimos a pegarle una visita a la playa, donde pude tostarme (No quede parejo, wn, me veo raro... ¡De nuevo!) y nadar cual chungungo en el mar, el cual, por alguna asquerosa razón, la semana siguiente se atesto de medusas muertas, y una que otra de esas mugres vivas. Relajante, hermoso, asquerosas a c*g*r las we*s de medusas, wn.

El miércoles fue la hora de probar por primera vez la cancha de golf de Costa Cachagua. Los años anteriores habíamos estado como “miembros transeúntes” del Club de Golf Cachagua, pero este año no fue así, lamentablemente. No obstante, no puedo decir que quede inconforme con la cancha del resort ese (Bien “new-rich” el complejo ese de Costa Cachagua, aunque yo lo encontré la raja. Sin embargo, ahora se explican varias cosas de ciertas personas que conozco...). En el hoyo 8 me encontré con unos inquietos y peludos conejos y en la alguna del 9, gansos, patos y taguas. Me gustan esas cosas. Preciosa cancha, excelentemente bien cuidada. Un 6,5, solo por no ser de 18 hoyos. (*)
Ese día siguió el webeo playero con mi cuñado, Miguel. Debo agregar en este instante las fotos de la naturaleza que el y yo encontramos en nuestro propio patio trasero. Estas son las dichosas fotos:

Así es amigos, eso es una oruga, pero con un plus. el grosor de este inocente y paliducho gusanito era como el de un dedo anular de un hombre adulto. Entre las conjeturas que pusimos sobre la mesa con el Maikol y el resto de la familia, llegamos a la conclusión que probablemente nos estábamos enfrentados a una oruga de
Madre de la Culebra. Recientemente, investigando, me di cuenta que no puede ser una oruga de este insecto, pues este insecto pone huevos de larvas, no de orugas. El misterio del gusano misterioso sigue misteriosamente “misteriandonos” a todos.
La otra foto es esta: Un araña pre-historica. ¿Cómo sabemos eso? Porque a diferencia de las arañas modernas, esta araña tenia una coraza dura que cubría y unía su cuerpo, impidiendo que el torso y el abdomen de la araña estuvieran seccionados en el cuerpo. Es cosa de que Uds., mis muy cultos lectores, comparen esta foto proporcionada por Michael con alguna que Uds., nerditos, pueden encotrar/buscar en Internet.
La tercera y cuarta foto corresponden a lo que hicimos esa noche con mi cuñado pequeño. A esa, se sumo otra el día siguiente, así que tuvimos un excelente almuerzo de corvinilla con papas y crema. Exquisito, simple, rápido. Debo aprender a cocinarlo, ASAP. Junto a la corvinilla en la tabla, colocamos una moneda de 500 Pesos chilenos, para la escala. Gran pesca.
El jueves no fue un día mucho más diferente a los anteriores, pero se paso la raja igual, sus nueve hoyos, su webeo en el Internerd para subir algunas cosas y hacer la pega del foro, su chapuzón y su pesca cuatika, con corvinilla segunda incluida, esta vez un poco menos pesadita que la anterior.

Llega el día viernes entre pompa y gritoneo extremo de Emilia, hija de mi hermana Florencia. Llega mi hermana Isidora con Victoria, A.K.A. “Huillito”, Beatriz y mi abuelo. Finalmente, toda la familia reunida bajo el mismo techo: Los Dueñas Durán (4), los Echeverría Durán (3 ½), los Castillo (2) y los Durán (3). Excelente, me encanta cuando la casa esta llena, pues es indicio de muchos panoramas, cosas que hacer y comida y bebida en abundancia. Soy un Hobbit promedio, jajaja.

Emilia, A.K.A. "Tontín" (arriba) y Huillito.




Sábado. Polo. Gana el equipo amarillo, que creo era “La Dolfina”. Excelente partido, pero como yo no soy muy conocedor, simplemente fui a ver caballos correr. Es prácticamente lo único que me interesa: Caballos de puro músculo galopando hechos un soplo por la cancha. Lamentablemente este año no pude andar de a caballo, pero que se le va a hacer, no? Mi deporte al fin y al cabo es el golf (Al menos soy bueno, y por la put* m*dre que no es por ser “quebrao” que soy bueno en esta wea...). Rescato y recomiendo fuertemente las empanadas de marisco del Club Ecuestre “Cala Vicuña” de Cachagua. Formidables, y por lejos superiores a muchas otras.
Para el almuerzo del sábado, cototo asado con la familia y los invitados que eran mis tíos y mi primo, José Pablo, quien además me saco una foto para que más buena. En cuanto la tenga la subo. Pero la cosa no termina ahí. Cuando yo partí a comprar bebida, vuelvo a la casa solo para encontrarme que promotores de La Crianza (Carnes, me parece) han invadido nuestro evento y sacaron fotos para la revista Cosas de nosotros haciendo su asado familiar. ¡Excelente, nos regalaron aceite de oliva y muestras gratis junto a dos tablas para cortar! Mas bebida y comida para mi paladar de hobbit. Llegamos así al domingo, con la triste partida de los Echeverría (Cristian se fue solo, tenia pega el lunes...), quienes volverían mas tarde y los Dueñas, quienes no pudieron volver. Quede triste y solo con mi abuela, mis papas, mi hermana y mi sobrina. Pero después tooooodo mejoró el lunes como a eso de las 11:30 de la mañana (Esto es solo apra los entendidos... ¡XD!). Cuídense mucho y nos vemos. –PEACE.

¡Sláinte!

(*) Para los golfistas que lean esto y se interesen por esta cancha: Mucho cuidado con el hoyo 3. Cuando lo vean van a entender a lo que voy. Buena suerte, y encomiéndense al Grandísimo para no perder el primer tiro. Saludos y nos vemos luego.