Per Sane et Fides (Parte 1)

Siendo esta la primera edición a un texto (o textos) en los que estoy finalmente poniéndome a trabajar para mostrar y explicar el porque de mis creencias espirituales, decidí incorporar una suerte de comparación de términos con las alegorías de una canción de un grupo que aplica no solo la racionalidad de examinar los comportamientos básicos de la naturaleza humano, sino también la mezcla de humildad y emotividad de las imágenes del espíritu y la materia sustancial del genero con relación a lo que lo rodea. Porque no es cosa de creerlas equivocadas, sino que es cosa de apoyar porque una o varias de estas posiciones no se adaptan a mis necesidades e ideas, sin animo tampoco de descalificarlas. Empero, no seré, ni intentaré falsamente ser benévolo con estas mismas a fin de no insultar las bases fácticas de la racionalidad humana, o el perseguimiento espiritual esencial de las personas. Simplemente diré lo que pienso, ejerciendo el derecho que todos, sin distinción de credos o mentalidades, debemos defender para nosotros mismos y (después) para los demás. Siguiendo esta comparación aludida en el párrafo anterior, y abordando de frente el tema, comparare la religión, el ateismo y el deísmo con nidos de oro, plata y greda, respectivamente.

Ante todo, el discurso siguiente solo podrá ser entendido si se toman como presupuestos el que yo me considero un deísta, según el concepto de Thomas Paine, pero moderado por mis propios instintos y lo que probablemente sea mi falta de estudio o de mentalidad objetiva racional, y lo menester e imprescindible que es declarar mi fuertísimo individualismo como modus operandi, heredado de las ideas y posiciones político-sociales adoptadas por un profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, cuyo nombre no viene al caso, pues no hay nada formal escrito sobre ese tema, aunque si puede verse abordado por autores tan tradicionales como Rousseau, Maquiavelo y Locke. Se ruega encarecidamente adoptar o intentar emular estas ideas a fin de entender fácilmente mis propuestas, no para ensalzarme a mí mismo (Contrario a la primera impresión que tales términos puedan aparentar), sino para ensalzar implícitamente la imperiosa necesidad de ser diferente y único respecto de los demás a fin de explorar el infinito potencial personal.

El nido de oro


Por razones metódicas, lo primero que debe hacerse con cualquier cosa que uno quiere explicar y estudiar, es dar el concepto y significado de la cosa: La religion es un conjunto de creencias y practicas, frecuentemente centradas en afirmaciones sobrenaturales y morales sobre la realidad, el cosmos y la naturaleza humana. Usualmente estas creencias y practicas se encuentran codificadas como oraciones, rituales y normas religiosas. La religión también importa tradiciones, escritos, historia y mitología ancestrales o culturales, como también fe personal y experiencias místicas. El termino religión se refiere tanto a las practicas personales relacionadas a una fe comunitaria, como a comunicaciones y rituales grupales que emanan de una convicción compartida.


“La religión es un conjunto de creencias y practicas, frecuentemente centradas en afirmaciones sobrenaturales y morales sobre la realidad, el cosmos y la naturaleza humana”. En primer termino, esta simple frase parece involucrar todo lo que es ontologicamente la religión. Es simple, directa y ligera, dejando de lado lo que yo llamaría “el chorizo” de información e interpretaciones varias de las personas.


El problema, eso sí, no reside en las definiciones... En un intento fuerte de colocarme en la punta de la montaña más alta que puede alcanzar mi intelecto sin herir mi alma, he llegado a la conclusión de que el verdadero problema que los relativistas dicen ver en la religión como un estorbo y un mal en la humanidad solamente puede verse en las tres grandes religiones monoteístas del mundo, a saber: El Cristianismo (en sus variadas y pintorescas ramificaciones); el Judaísmo (ídem) y; el Islam (idem). El resto de las religiones mundiales, que no son pocas y no necesariamente diferentes esencialmente de las tres citadas, no parecen ser el blanco de las acusaciones de los ateos y los tan llamados “free-thinkers” (tal cosa no existe, y no creo exista por al menos un par de décadas mas, pues los limites del humano son muchos, y solo conocemos la punta del iceberg, y lo mismo puede decirse de las posibilidades). Es mas, el budismo es una religión, y aunque muchos digan que es una religión sin un dios al que acudir en momentos de tensión, sigue siendo una religión, aceptada por millones. Ya no es SOLAMENTE una religión. Lo mismo podría decir de otras religiones orientales (Hago hincapié en el hecho de que sean orientales). El problema pues, reside en occidente, por lo que parece mas razonable quedarse ahí.

Los problemas que yo personalmente encuentro en las religiones occidentales monoteístas pueden condensarse en la simple idea de la institucionalización que estas han adquirido en los últimos siglos. El que ellos le recen a Dios, Alláh, Yahvé, Jesús, Mahoma o quien fuere es algo que no me preocupa, ni debería ser tema de discusión, pues eso es fuero interno, donde nadie ni nada puede entrometerse. El problema real es que no SOLO les rezan a ellos, sino que le rezan a instituciones humanas imperfectas, a figuras de autoridad artificial, o en su defecto de legitimidad no verificable. Es tema recurrente la rivalidad entre los cristianos del mundo y como se matan a roneo a razón de la simple frase: “Mi Iglesia es la correcta”. Para que decir sobre las Cruzadas, la Guerra de los 6 Días, entre otras tantas.

Pero, ¿qué son las iglesias, mezquitas, capillas y sinagogas sino edificios de madera y piedra? ¿Que tiene de sagrado una estructura física material, cuando lo que se supone debe primar en estas religión es la entrega total a Dios y Su voluntad, hacer lo que Él dictamino en el Decálogo y despojarse de lo material que ata al espíritu a esta Tierra? Ese edificio no tiene nada de verdaderamente sagrado. Por tanto, adornarlo y protegerlo como si fuera una puerta directa al Paraíso es ilógico y una falacia contradictoria en sí misma. La Iglesia de Jesús Cristo como el dijo, es un sentimiento de pertenencia entre hombres para encontrar a sus iguales, y mejorar el mundo que Dios a puesto a nuestros pies, y mejorarnos a nosotros mismos. Eso es para mí la esencia de la religión.

Siguiendo esa lógica, el colocar una cruz en la puerta de nuestras casas es una iglesia suficientemente poderosa y amorosa, pues es la bendición que uno mismo hace en nombre de Dios al lugar que habitamos mientras estamos de paso en el mundo tangible. Todo otro edificio de cualquier naturaleza no debería ser mas que un centro de reunión social, donde la gente se informa, se instruye, medita y reza libremente, se junta a comer (El más excelso de los actos sociales) y a compartir sus interpretaciones y sus historias de cómo la Iglesia interior y Dios ha crecido en sus espíritus, sin hacer crecer un edificio al que nunca volverán después de pasar al otro plano. Lo mismo podría decirse de las sinagogas, las mezquitas y templos similares, las cuales, sin embargo, si contienen las cualidades sociales anteriormente descritas.

¿Qué tiene de sagrado un hombre, tan imperfecto como el siguiente? Nada, porque si lo tuviera, seria un Dios contrincante y humano, envidioso, temeroso e inseguro. A diferencia de algunos sacerdotes orientales, los papas, imanes, rabinos y otros son supuestamente designados por Dios para llevar a cabo Su voluntad.

Evidentemente no hemos visto a Dios pasearse por la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, por Canterbury, Alejandría o New York apuntando a un fulano y designándolo como hombre santo y omnisapiente. Quien los designa es otro hombre actuando a nombre de Dios sin Su (real) expreso consentimiento. Aplicando el principio de la “Grundnorm” del profesor Hans Kelsen, si no podemos rastrear una norma hasta un origen determinado, empírico y básico, la norma carece de legitimidad. Cuando rastreamos esta jerarquía de personajes que dotan de poder a otros nuevos personajes hasta su origen nos encontramos con los respectivos libros sagrados de cada religión. En estos tampoco encontramos verdaderas explicaciones del porque esta jerarquización de grados en la Iglesia Cristiana, y tampoco encontramos la razón de ser de los imanes, rabinos, monjas u otras manifestaciones de esa clase basadas en la entrega de poderes por parte, no de Dios mismo sino por parte de otros hombres, en una suerte de disimulado nepotismo y exclusividad. Además, ¿cómo puede Dios, en la perfección inherente a Él, designar a tantos hombres para diferentes religiones y diferentes asuntos dentro de cada religión? Siendo el Dios de estas religiones un ser todopoderoso, único y verdadero, racional y omnipresente (Características compartidas de igual manera por todas las religiones monoteístas occidentales), sonaría más acorde a esta descripción que El apuntara personalmente a su representante en la Tierra, o al menos, que el gobernara ya no solo de un modo ideal, sino verdaderamente fáctico sobre el planeta. Evidentemente, si eso no ha pasado, es porque en realidad el Dios que ha estado analizando no existe, o si existe, no se comporta de este modo dejando un vacío en el mundo que el hombre bueno por naturaleza, en su natural deseo de orden, ha incurrido culposamente en el error de crear poderes espontáneos que corrompen y seducen a hombres mas vulnerables y apasionados.

Es decir, si sabemos que las tres grandes religiones monoteístas del mundo dicen poseer la palabra revelada de Dios en tres totalmente diferentes libros sagrados, los cuales no solo son sagrados en si, sino que son los “únicos y verdaderos” libros sagrados, estimando que las demás posibles revelaciones y profetas (anteriores o posteriores) son falsos y blasfemos, pero además cada uno de estos conjuntos de creencias y practicas establece que Dios se manifestara en su parecer a través de lo que unos pocos estudiosos u “hombres santos” dicen a partir de estos libros, es lógico pensar que las manifestaciones de Dios vía tres medios diferentes que son contradictorias entre si no pueden provenir de un mismo Dios. Entonces, una de tres: Hay multitud de Dioses opuestos entre sí; La unica verdadera revelacion de Dios, si es que se produjo, ha sido tergiversada en mas de dos modos; Dios no se ha pronunciado nunca de modo expreso, pero los hombres han tomado cartas en el asunto; Dios no existe, pero es usado como herramienta teleologica.

Ejemplos clarísimos de estas contradicciones se ven en las sutilezas que a pesar de ser meras formalidades, son vitales:

1. En el cristianismo, el vino es la sangre de Cristo, bebida para la purificación. En el judaísmo, el vino jamás podría ser visto como sangre, pues los judíos no pueden ingerir la sangre de otro ser vivo. En el Islam, la ingesta de alcohol esta proscrita;
2. En el cristianismo, nada se dice sobre el consumo de chancho. Tanto en el judaísmo como en el Islam, este animal es un animal inmundo, y consumirlo esta terminantemente prohibido;
3. El cristianismo establece que el domingo es el día del Señor, durante el cual se va a misa y se comulga. El judaísmo establece que el Sabbath es el día sagrado del Señor, pues fue durante ese día donde Él descansó de la creación del mundo. El Islam no se pronuncia sobre ningún día para el descanso del Señor, pero si establece el deber de rezar cinco veces al día en dirección a un edificio que contiene una piedra ennegrecida por los pecados del hombre. Jesús fue en un cierto modo, una piedra que limpio al mundo del pecado. Lo mismo podria decirse sobre la cuaresma, el ramadan y el yum kippur;
4. Sexualidad y familia. Eso se explica prácticamente solo.

(*) Continua en la siguiente entrada...

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